Los resultados son inesperados, porque se cree que el cáncer de próstata usa la testosterona como combustible, y la mayoría de los tratamientos actuales funcionan dejando a los tumores hambrientos de la hormona.
“Los resultados son inesperados y emocionantes”, dijo el investigador principal Sam Denmeade de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore. “Nuestra meta es sacudir las células cancerosas exponiéndolas rápidamente a niveles muy altos seguidos de niveles muy bajos de testosterona en la sangre”.
El equipo probó el tratamiento experimental con 47 hombres con cáncer de próstata avanzado, todos ellos resistentes a los tratamientos con enzalutamida y abiraterona.
Para el estudio le dieron a los pacientes por lo menos tres ciclos de lo que se llama terapia de andrógenos bipolares (BAT), que implicaba alternativamente inundar y y dejar sin testosterona al cuerpo. A los pacientes les administraron tres inyecciones de alta dosis de testosterona cada 28 días, y una droga que les impedía sus testículos producir naturalmente testosterona. Con esto cuando la inyección inicial terminaba, los hombres no tenían más testosterona en sus sistemas.
El éxito se midió mediante el monitoreo del tamaño de los tumores de los hombres, así como los niveles del antígeno prostático específico (PSA) que sirve como marcador para el cáncer de próstata.
Un hombre ha tenido 22 ciclos del tratamiento (casi dos años) y su tumor ha desaparecido por completo. Muchos de los hombres tienen una enfermedad estable que no ha progresado por más de 12 meses.
El estudio continúa en curso, y los investigadores continúan reclutando y tratando a más pacientes, por lo que hasta que se complete este proceso, no tendremos una comprensión adecuada de lo prometedora que es la nueva terapia.
La terapia también mostró signos de que podría hacer que el cáncer fuera más susceptible a las drogas tradicionales. Seis de los hombres en el ensayo inicialmente dieron positivo para una proteína asociada con la resistencia a la droga enzalutamida, después del tratamiento, esta proteína había desaparecido.
El problema es que los investigadores aún no están completamente seguros de cómo funciona el tratamiento. Al parecer implicar la señalización celular y parte del proceso de división celular, ya que las grandes dosis de testosterona parecen alentar a las células de cáncer de próstata a romper su ADN.
“Estamos todavía en las primeras etapas de averiguar cómo funciona esto y cómo incorporarlo en el paradigma de tratamiento para el cáncer de próstata”, dijo Denmeade.
En cuanto a los efectos secundarios, un paciente informó un aumento en el dolor y otro tuvo un problema con la retención de orina, pero en general, el fármaco fue bien tolerado aunque el tamaño de la muestra hasta ahora es demasiado pequeño para decir con seguridad.
Lee el estudio completo aquí.
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